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Campaña: Queremos para Marina los mismos derechos que los demás niños

Una guardería municipal obliga a una vecina de La Raya a llevarse a la hora de comer a su hija, que se alimenta con un botón gástrico, p...



Una guardería municipal obliga a una vecina de La Raya a llevarse a la hora de comer a su hija, que se alimenta con un botón gástrico, porque carece de personal sanitario




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Marina tiene dos años, una discapacidad del 90% y una dependencia de grado 3. Pero, también, tiene una enorme sonrisa y una mirada dulce con la que se comunica mejor que con palabras. Marina no habla, ni anda, ni es capaz de sostener la cabeza, pero sabe quién es su madre solo con oírla. A Virtudes Fenor, la madre de Marina, le diagnosticaron una preclamsia en el embarazo. Esto, sumado a un parto complicado en el que hubo sufrimiento fetal y falta de oxígeno, dejaron a la pequeña con parálisis cerebral.

«Además de las complicaciones motoras, Marina nació sin reflejo de deglución. No sabe tragar y respirar a la vez. Alimentarla por la boca le puede provocar la muerte». Por eso, desde el principio, la niña lleva en la barriga un botón gástrico por el que su madre le introduce cada día la comida. «Es un mecanismo muy sencillo, un tubo que va directamente al estómago y por él, con una jeringa, se le introduce el agua y la comida». Pero esta situación está siendo un escollo en la normalización de la vida de la pequeña. Por sus características tiene todos los puntos para conseguir plaza en una escuela infantil con aula para niños con necesidades especiales, pero en ella se niegan a darle de comer porque requiere personal sanitario.

El comité de escuelas infantiles le exige a Virtudes que firme un papel renunciando al derecho de comedor. «Nunca voy a firmar nada que vaya en contra de los derechos de mi hija». Esta situación le impide a la madre poder trabajar porque tendría que recoger a la pequeña a las doce cada día. La escuela infantil que le corresponde está en San Basilio y viven en La Raya. «Tengo que volver al trabajo porque la necesidad impera. Vivo con y de mis padres y gracias a la ayuda de amigos generosos porque aunque tengo concedida la ayuda a la dependencia desde noviembre de 2013, todavía no he recibido nada».

Aún tiene esperanzas pues a raíz de colgar su caso en change.org -consiguiendo más de 3.000 firmas en apenas dos días- a Virtudes la llamaron de la Consejería de Educación, donde será recibida hoy. Ella solo pide «que mi hija tenga los mismos derechos que los demás».

Fuente: La Verdad

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