La Iglesia exige a los políticos católicos una oposición «incisiva» a las uniones homosexuales

«Es necesario oponerse de forma clara e incisiva a las uniones homosexuales»


Para la Iglesia, «ninguna ideología puede cancelar del espíritu humano la certeza de que el matrimonio existe sólo como una realidad entre dos personas de sexo opuesto»; «no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia»; «el matrimonio es santo, mientras que las relaciones homosexuales contrastan con la ley moral natural» y «en la Sagrada Escritura las relaciones homosexuales están condenadas como graves depravaciones».

Valores fundamentales
   

En el plano meramente humano y social, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe considera que «el Estado no puede legalizar estas uniones sin faltar al deber de promover y tutelar una institución esencial para el bien común como es el matrimonio». Las uniones homosexuales, según la Iglesia, no colaboran a ese bien común puesto que no contribuyen a la perpetuidad de la especie humana, así pues, «reconocer legalmente las uniones homosexuales o equipararlas al matrimonio significaría no solamente aprobar un comportamiento desviado y convertirlo en un modelo para la sociedad actual, sino también ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad».
   Ratzinger responde a los que consideran que es una injusticia que el Estado no reconozca las uniones entre dos personas del mismo sexo señalando que, lo que es injusto es, precisamente, reconocerlas y equipararlas al matrimonio. «No atribuir el estatus social y jurídico de matrimonio a formas de vida que no son ni pueden ser matrimoniales no se opone a la justicia, sino que, por el contrario, es requerido por ésta», dice.
   Para un cardenal «es necesario reflexionar ante todo sobre la diferencia entre comportamiento homosexual como fenómeno privado y el mismo como comportamiento público, legalmente previsto, aprobado y convertido en una de las instituciones del ordenamiento jurídico».
   Se trata de un punto en el que el prefecto hace especial hincapié, puesto que «las formas de vida y los modelos en ellas expresados no solamente configuran externamente la vida social, sino que tienden a modificar en las nuevas generaciones la comprensión y la valoración de los comportamientos». Para el Papa, sin embargo, resulta tan rechazable «la aprobación de las relaciones homosexuales como la injusta discriminación de las personas homosexuales». En consonancia con el principio de la Iglesia de «condenar el pecado; acoger al pecador», el purpurado recuerda que «los hombres y mujeres con tendencias homosexuales deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta».


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La iglesia y su séquito, deberían de respetar y hablar un poco menos, al fin y al cabo todos somos iguales y lo mas importante personas. El Valor mas fundamental que hay es el RESPETO.

Quién es la iglesia para exigir nada y menos en contra de los sentimientos de algunas personas?
Todos conocemos lo que predican y también sus carencias, acaso Dios exigía? o mas bien daba todo por los demás...

Santa Sede, que tanto hablas de Valores Fundamentales:

RESPETAR y DAR EJEMPLO de lo que predicáis y entonces se os respetara.